domingo, 15 de mayo de 2016

9no. Delirio. Aun así.






Esta amaneciendo, y el sol asoma por las colinas verdes entibiando el aire, y tengo la sensación de poder sentir toda la tibieza del mundo en ese instante.
Frente a mí, una rosa de un color impronunciable, único; se mese danzante en la briza. Al palpar sus hojas, percibo cada una de sus nervaduras. Tras levantar la mirada, todas las rosas del mundo se mesen en la briza tibia y puedo sentir cada nervadura a la vez, el perfume infinito, sus colores únicos.
Desvío la mirada a un lado un pequeño pájaro, se posa sobre mi nostalgia cansada, y entona el trinar de la vida. Acompañándole, todos los pájaros del mundo me dedican su canto que me sabe a esperanza, que me sabe a fortaleza.
Desvío la mirada hacia el otro lado, y un lago que se pierde en el horizonte, se mantiene en calma. En sus orillas cristalinas, infinidad de gemas de incontables colores, describen patrones armónicos que parecen escribir una historia de gloria, y por un instante, alcanzo la sensación de poder ver todas las gemas del mundo a la vez.
Bajo a la playa del lago; camino lento por su orilla y la sensación del agua tibia bañando mis pies, me hacen percibir toda el agua del mundo a la vez en su infinita bendición.
Y así, avanzo extasiado pues logro percibir cada estrella en el universo, cada planeta, cada partícula, cada átomo de oxigeno rosando mi piel, cada aroma, cada suspiro, cada lagrima golpeando el suelo, cada nacimiento, cada grano de arena de cada playa de todos los lugares del mundo.
Aun así, si me fuera posible sumar todos los elementos de cada una de las percepciones, tal vez, y solo tal vez, con ellas sería capaz de hacer una de las letras de la palabra que describe como te presiento a ti.